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27 de noviembre de 2009

LA SUGESTION Y EL EFECTO PLACEBO






Muchos especialistas hablan de sugestión, de engaño y de refugio ideal para curanderos y sanadores de toda índole. Sin embargo, algunos neurólogos creen que tras muchas disciplinas de la medicina alternativa se encuentra el efecto placebo: el principio más poderoso y eficaz de la medicina

La sugestión es un estado psíquico o mental provocado, en el cual las personas puden experimentar sensaciones (visiones, audiciones, sensaciones tactiles, pensamientos) que le son o le fueron sugeridas, o que tiene un gran deseo de experimentar.

Para comprender mejor que es la sugestión, debemos saber que ante todo es: una forma de comunicación en respuesta a un estímulo. Nuestro cuerpo y nuestra mente interactúan neurofisiológicamente. Por medio de los sentidos percibimos el mundo que nos rodea, y a través de ellos, comunicamos al cerebro la información recibida, este a su vez, reacciona en respuesta a esa información, de forma consciente o inconsciente. Por ejemplo; recordamos un lugar, por el perfume de una flor, o por el sabor de un queso, por una melodía, etc.

Durante las veinticuatro horas del día, estamos recibiendo sugestiones, de las más diversas. Los medios de comunicación por ejemplo; invaden nuestro subconsciente, con mensajes de publicidad, opiniones, información, parcial e imparcial. En todos estos casos existe el mensaje sugestivo. La educación utiliza una forma de sugestión, por repetición. La sugestión está implícita en la intención de quienes escribieron los libros de texto. Tenemos también probadas muestras, como durante algún período de la vida de un país, el libro de texto tiene el color del gobierno que lo escribe. Los padres son un factor influyente en la sugestión de los hijos cuando pequeños. La frase más común que oímos de niños es: No hagas esto, no hagas lo otro, por que te hará daño etc. una sugestión como esta puede ser negativa para un futuro en la vida del niño, ya que en la adolescencia o en su mayoría de la edad puede acarrear miedos y dolencias imaginarios, consecuencia de padres sobre protectores. Otras sugestiones positivas, seguramente favorecen el desarrollo del niño.


Pero también existe otra manera de sugestión, que es aquella que nos la practicamos a nosotros mismos. Por lo que se puede clasificar a la auto-sugestión como: voluntaria o involuntaria.



LA AUTO-SUGESTION INVOLUNTARIA
La auto-sugestión es una sugestión que nace dentro de nuestra mente, motivada por estímulos internos o externos, sensaciones orgánicas, imaginarias o reales. Como dijimos antes la sugestión es una forma de comunicación. En consecuencia la sugestión, está estrechamente ligada a la forma en que transmitimos la información a nuestro cerebro, en función de lo que percibimos de la realidad del mundo exterior o de nuestro interior.

Por ejemplo: si siento una sensación de hormigueo en el brazo izquierdo o un dolor en el pecho, y soy fumador, tal vez mi comunicación interna me diga, que es momento de dejar de fumar, o de ir al médico. Por que asocio el fumar con el síntoma de preinfarto, obviamente la autosugestión comienza en el mismo momento que me hago la pregunta: ¿Qué me está pasando?. Las respuestas podrán ser muchas, dependerá de estímulos anteriores, recibidos. Si hace un año un amigo fumador murió de infarto, está de más decir que mi autosugestión irá por ese camino, por asociación inconsciente. Puede ser real el síntoma, o no, lo cierto es que se amplificará considerablemente. Y tal vez solo se debía una mala posición al dormir. Esto demuestra que la autosugestión está íntimamente relacionada con información anterior y presente, que es lo mismo decir estímulos anteriores y presentes.

La información recibida durante nuestra infancia, la familia, el medio sociocultural y religioso donde nos educamos, los medios de comunicación, la publicidad, afectan nuestro subconsciente provocando un fenómeno de condicionamiento por auto-sugestión involuntaria, a creer ciertas cosas, modelando nuestra realidad. La auto-sugestión involuntaria, puede ser negativa o positiva. Si es negativa será dañina y podrá crear comportamientos no reflexivos ante diversas situaciones. Si es positiva, será benéfica.

Defino como auto-sugestión involuntaria negativa, cuando el estímulo del subconsciente se produce por intervención del miedo. Veamos estos ejemplos: Si no estudias, perderás tu oportunidad en la vida. La intención del padre es buena, solo que el hijo puede traducir a su mente un mensaje diferente. De acuerdo con el tono de la voz que utilizó su padre, los gestos, el momento, la circunstancia, etc. Esta puede ser una de esas predicciones que se cumplen, por que puede generar tensión, miedo en el subconsciente del hijo, y este en lugar de mejorar, empeora en los estudios. Y si por fin, deja de estudiar, su vida será un total fracaso, por que su padre le predijo que no sería nada en la vida.

¡Oferta válida hasta el 30 de agosto!. El mensaje es inofensivo, para la salud psicológica de la persona, pero tal vez muy negativo para su economía. El potencial cliente, reacciona ante la posible pérdida de la oportunidad, miedo a perder, que indica el plazo límite de la oferta. Pero no toma en cuenta que a esas alturas del mes no dispone de metálico, sin embargo, compra la oferta con tarjeta de crédito. ¿Era imprescindible ese artículo en su hogar?. En el 80 % de los casos no lo era.

El jabón "Limpito" lava más blanco que el jabón X y cuida su ropa protegiendo los colores. Todos conocemos esta burda publicidad, con una señora de clase media baja, que muestra camisas y bragas, hablando de forma corriente. ¿Cuál es la intención de esa publicidad? Provocar, la autosugestión por efecto del miedo. Compro jabón "Limpito", por que el jabón X, no dejará blanca mi ropa, además, no cuida ni protege los colores. El potencial cliente no conoce el jabón X, pero ya se sembró la duda. Así la sospecha genera desconfianza, por auto-sugestión.

La autosugestión involuntaria negativa: Puede afectar profundamente al subconsciente. Y con el tiempo genera pensamientos parásitos, acciones fuera del control consciente. El mejor ejemplo lo son las fobias. A través de una autosugestión involuntaria negativa en estado de vigilia, el miedo se implanta en el subconsciente, y aflora ante el menor estímulo.

En terapia el terapeuta, puede utilizar una sugestión involuntaria negativa, con la intención de modificar la conducta, para revertir un mal hábito o un acto compulsivo. Por ejemplo: Cuando te comas las uñas sentirás una sensación de asco y náuseas que no podrás soportar. En este caso el terapeuta utiliza una sugestión negativa, que genera una autosugestión involuntaria negativa en el paciente para modificar un acto no deseado.

No obstante, si una persona decide por medio de auto hipnosis, controlar ese hábito utilizando la misma sugestión anterior. Sería una autosugestión voluntaria negativa. Por que lo hace intencionadamente.

LA AUTO-SUGESTION VOLUNTARIA
La autosugestión voluntaria, es aquella que nos practicamos intencionadamente. Muchas veces nos repetimos mentalmente alguna frase para sentirnos más seguros ante una situación determinada, o nos damos ánimos cuando estamos jugando algún deporte, o para mejorar nuestra autoestima. La autosugestión voluntaria, es la fuerza generadora de la fe. Todas las oraciones y rezos religiosos, apelan al verbo creer. Creo en... tu serás mi salvación... tengo fe en ti.. . Ayúdame a conseguir... .

Si yo me digo o pienso algo, repetitivamente durante un tiempo, terminaré creyéndolo y haciéndolo realidad, por esa fuerza increíble llamada sugestión.

Cuando practiquemos las sugestiones voluntarias siempre deben ser, en sentido positivo, una autosugestión voluntaria negativa, no nos dará el resultado deseado, como consecuencia que no procesamos la negación como tal. Si nos autosugestionamos para dejar de fumar, y nos decimos, no fumaré, no debo fumar por que es malo para mi salud, etc. Estaremos perdiendo el tiempo, ya que la mente ordenará fumar y cuando más se proponga no fumar más fumará. E aquí una diferencia, entre las sugestiones que puede dar un terapeuta. Un hipnólogo, puede dar sugestiones negativas, que en la mayoría de los casos, sí conseguirá el resultado deseado.

EL EFECTO PLACEBO
El fenómeno conocido como ‘efecto placebo’ (del latín placebo, placere, ‘complacer’), podría ser el principio más poderoso y eficaz de la medicina. De hecho, y aunque no goza en todos los casos de muy buena reputación entre los médicos, su influencia en el conjunto de la medicina ha sido y es enorme. Señalemos un caso de lo más cotidiano y común: Todo el mundo sabe, pongamos a modo de ejemplo, que lo primero que debe hacerse cuando una gota de aceite hirviendo aterriza accidentalmente sobre nuestras manos es: a) colocar la zona afectada bajo un chorro de agua fría. Y, b) cubrir la herida bien con una rodaja de patata cruda, bien con una buena cantidad de pasta de dientes. La ampolla provocada por la quemazón aparecerá igualmente, de eso no hay duda; pero independientemente del rigor científico del remedio aplicado, nadie puede negar que los inmediatos efectos ‘sanadores’ de tan insólita terapia funcionan: eso, de alguna forma u otra, es el efecto placebo y así lleva funcionando desde que el hombre es hombre y camina por la Tierra.

Pero por encima de todo esto hay algo más que mueve a los científicos: comprender el efecto placebo podría ayudar a resolver uno de los mayores secretos de la naturaleza humana: la relación entre la mente y el cuerpo. Los pensamientos y las emociones alteran los procesos fisiológicos del organismo, aunque hasta ahora los especialistas sólo podían especular –y sólo eso: ‘especular’– sobre la conexión entre carne y alma. Pero los investigadores ya han conseguido delimitar las primeras regiones cerebrales donde la esperanza y la confianza se traducen en la liberación de analgésicos naturales.
De este modo, podría ser más que probable que todas las terapias de lo que se conoce como ‘medicina alternativa’, supuestamente capaz de curar un sinfín de dolencias, lo único que logren en realidad sea sugestionar al enfermo lo suficiente como para activarle los mu-opioides de su cerebro –y con ello proporcionarle un alivio pasajero similar al de una droga–, pero sin ‘sanar’, en la práctica, absolutamente nada.

La clave está en creer. Si creemos funciona.



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