Comer rápido es malo para la salud, el organismo no está preparado para procesar tanta comida en tan poco tiempo y las consecuencias son negativas. Si todavía no sabes por qué es importante comer despacio aqui te dejamos unas cuantas razones:
Comer despacio ayuda a perder peso: la sensación de hambre suele desaparecer a los 30 minutos después de comenzar a comer, por tanto cuanto más despacio se coma menos calorías se ingerirán cuando ya no sintamos la necesidad de comer.
Se disfruta mucho más de los sabores: y ello hace de la comida un acto más agradable y relajante y que no se eche mano de tantas salsas para enmascarar sabores y que todas las comidas sepan lo mismo.
Mejora la digestión: el sistema digestivo tiene un ritmo máximo para procesar alimentos, al comer despacio y masticar bien facilitamos la digestión y éstas serán menos pesadas.
Evitamos los sitios fast-food: el comer rápido es sinónimo de no tener tiempo y de acudir a los sitios de comida rápida, donde en la mayor parte de los casos los platos no suelen ser muy saludables. Es mejor opción dedicar un tiempo a estar con la familia es un restaurant slow food y así mejorar a largo plazo nuestra calidad y cantidad de vida.
La comida debe de ser un acto social saludable: donde se establezcan charlas distendidas y esto haga que comamos más despacio, menos y que la hora de comer no suponga un tiempo de estrés, sino todo lo contrario, un lugar en el día donde apartarse de los problemas y disfrutar con la comida.
Comer despacio ayuda a perder peso: la sensación de hambre suele desaparecer a los 30 minutos después de comenzar a comer, por tanto cuanto más despacio se coma menos calorías se ingerirán cuando ya no sintamos la necesidad de comer.
Se disfruta mucho más de los sabores: y ello hace de la comida un acto más agradable y relajante y que no se eche mano de tantas salsas para enmascarar sabores y que todas las comidas sepan lo mismo.
Mejora la digestión: el sistema digestivo tiene un ritmo máximo para procesar alimentos, al comer despacio y masticar bien facilitamos la digestión y éstas serán menos pesadas.
Evitamos los sitios fast-food: el comer rápido es sinónimo de no tener tiempo y de acudir a los sitios de comida rápida, donde en la mayor parte de los casos los platos no suelen ser muy saludables. Es mejor opción dedicar un tiempo a estar con la familia es un restaurant slow food y así mejorar a largo plazo nuestra calidad y cantidad de vida.
La comida debe de ser un acto social saludable: donde se establezcan charlas distendidas y esto haga que comamos más despacio, menos y que la hora de comer no suponga un tiempo de estrés, sino todo lo contrario, un lugar en el día donde apartarse de los problemas y disfrutar con la comida.
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