La alegría está de regreso: ¡Las Chicatanas han vuelto!
ALIMENTO AFRODISÍACO UTILIZADO POR NUESTROS ANTEPASADOS EN SUS CEREMONIAS NUPCIALES, PARA LLENAR DE VITALIDAD Y LARGA VIDA A LAS PAREJAS QUE RESPIRABAN SU AROMA .
Cuando las primeras lluvias tienen lugar en Oaxaca, las hormigas voladoras llamadas chicatanas (derivado de la voz indígena náhuatl tzicatl, que significa “hormiga grande”) dejan sus hormigueros y gente de todas las edades las recogen para elaborar la ya famosa salsa de chicatanas.
Para la persona que jamás haya visto y degustado una chicatana, le parecerá inverosímil que un insecto pueda ser considerado un manjar, aunque únicamente de temporada.
Las primeras lluvias del año son siempre bienvenidas y celebradas debido al clima caluroso de mayo y junio. Se supone que el día de San Juan, 24 de junio, las chicatanas dejan sus hormigueros con la primera lluvia del año. Los niños adoran recolectar estos insectos, algunas veces organizan peleas entre las hormigas recolectadas solo para divertirse.
En México se les encuentra fácilmente al sur y sureste: Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Yucatán. Sus colonias son bastante numerosas (hasta un millón de individuos) y pueden causar graves daños a plantaciones porque su dieta alimenticia a base de hojas las impulsa a destruir en muy poco tiempo siembras enteras o jardines.
Y es que desde épocas precolombinas forman parte de la economía alimentaria de la población, porque la propiedad especial de estas pequeñas ilustres es su composición orgánica, capaz de convertir en miel el alimento que consumen. Sí, al estilo de las abejas. Pero si para éstas el susodicho oro líquido es el producto final de toda una meticulosa cadena de elaboración -de cuya eficiencia biológica se aprovecha el hombre-, para las chicatanas funcionaría como una especie de auto abastecimiento de energía, porque poseen la particularidad de sólo almacenar en su cuerpo la miel convertida, algo así como los osos polares almacenan grasa para la temporada invernal.
La gran diferencia es que el hombre se sirve del producto de las abejas, mientras que en este caso, las chicatanas mismas son el blanco. Y es que esa pequeña hormiga se ha convertido en el alimento más codiciado entre la población mexicana, amante de cosas naturales, aun con cierto toque de exotismo.
Este prodigio se presenta una sola noche al año, y aunque su aparición es largamente esperada, siempre llega de sorpresa. La población rural lo sabe bien: con las primeras lluvias pueden resurgir de sus colonias, y hay que estar atentos, a veces noches enteras. El primero que se percate del fenómeno dará la voz de alerta a los familiares y vecinos, quienes despertarán también a sus niños y se darán a la búsqueda de tan esperado alimento en los focos del exterior de la propia casa o en las farolas de la calle, donde las hormigas se amontonan frenéticamente, tratando de alcanzar un poco del calor -semejante al del hogar originario que les ha sido arrebatado por la implacable incursión del agua.
Pero el refugio será efímero, porque las mujeres no dudarán en tomarlas a manojos y meterlas en los primero que tengan a mano (la mayoría de las veces se tratará del mandil o el espacio a manera de bolsa que se puede hacer con las largas faldas).
Se tiene que ser muy cuidadoso al atrapar a estas hormigas; son muy agresivas y sus mordeduras son dolorosas. Tienen unas pequeñas pinzas o tenazas que aunque son pequeñas son muy fuertes.
Después de la recolección, las chicatanas se lavan y se ponen al comal, en este primer paso pierden sus alas. Acto seguido, se muelen en molcajete, se les agrega ajo, sal y chile y todo se muele hasta obtener una consistente salsa.
En la alta -o exótica- gastronomía se les puede encontrar en una salsa bañando la carne de cerdo, pero en el ambiente rural y la vida tradicional mexicana existen sólo una par de opciones: la que mencione anteriormente con un poco de sal, chile piquín y limón (elecciones del todo personales) a manera de botana crujiente, o como protagonista de alguna salsa, se trate de la excelente por tradición salsa de pipián (semilla de calabaza), o la más humilde salsa macha (de jitomate y chile verde). Sea cual sea, siempre será acompañada de una tortilla caliente recién hecha, con la que se recibirá a los padres y maridos, poco antes del atardecer.
Las chicatanas fueron mencionadas en el códice Florentino, la enciclopedia del saber Mexicano del siglo 16, donde se les llama Tzicatana. Hoy, son un ingrediente muy importante en la comida tradicional Sureña Mexicana,son un poco caras,ya que son excelentemente pagadas en el mercado nacional, ha llegado a cotizarse hasta en 600 pesos el kilo (alrededor de 50 dólares americanos), y como su popularidad ha crecido bastante gracias a que son fuente de proteínas y bajos niveles de grasas saturadas (algunos incluso las consideran afrodisíacas), también se exporta a Canadá, Gran Bretaña y Japón que esto ultimo ha contribuido a su extincion en algunas partes de la republica como Veracruz, ya que para algunos la presencia de las chicatanas ofrece una fuente de ingreso extra a los campesinos. De tal modo que a la faena se puede aplicar el dicho: “al que madruga, la chicatana lo ayuda”.
Si se pregunta a cualquier persona por el sabor de la chicatana, nadie lo contestará; la gente solo dirá que sabor de la salsa de chicatana es difícil describir, solo contestan que tienen sabor a chicatana.
La salsa se unta a una tortilla calientita, sabe a algo quemado, picoso y salado, sinceramente tiene un sabor muy particular.
Las Chicatanas, un insecto que le da más sabor y folclore a la milenaria y tradicional gastronomía del Sureste de Mexico algo diferente para probar, otro sabor particular de Mexico
Aqui les dejo un video sobre las chicatanas
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