Por eso el enamoramiento genuino suscita en una persona una conciencia renovada d su propia fuerza moral:"soy capaz d desear incluso con sacrificio mío el bien de mi pareja". la persona cuando se enamora de verdad se crece.
La ternura tiende a hacer propios los estados anímicos del otro, y lleva de la mano ala compasión. Revestida de la castidad la ternura se somete a las exigencias del verdadero amor y busca sinceramente el bien de la otra persona.
Por el contrario, la sensualidad-suavizada con un poco de ternura- está orientada al cuerpo del otro
y busca ante todo la gratificación egocéntrica.
La castidad asegura a la ternura su verdadera calidad y profundidad, es ella la q facilita la verdadera integración de la sensualidad y el afecto en el impulso fuerte y generoso del amor, haciendo a este tierno y efusivo. Por lo demás novios y esposos han de tener muy presente q tanto el hombre como la mujer están necesitados de ternura en este mundo. Quizás la necesitan mas q nada. En el matrimonio concretamente la ternura es el arte de sentir a la persona entera, todo lo q es y sucede en ella, todos sus acontecimientos interiores y exteriores buscando siempre su verdadero bien.
La mujer casada espera hallar en su esposo esta ternura, la espera tamb en las relaciones sexuales- q pueden ser para ella tan brutales e insensibles- y muy especialmente en los periodos q el embarazo conlleva. El hombre necesita de la ternura de su esposa y lo necesita mucho más de lo q la demuestra, pues hay cierto pudor masculino, como temor a mostrarse débil.
En el matrimonio hace falta mucha ternura.
La ternura del amor conyugal sabe abandonarse a la espontaneidad egoísta de los estados de ánimo, siempre cambiantes y fluye constantemente renovada, de una voluntad siempre dispuesta a dar y a amar, siempre alerta, para poner el placer al servicio del amor siempre pronta a salir de si para servir el bien de la persona amada.
Los enamorados no captan q es necesario educar en el amor y se dejan llevar por los impulsos y deseos piensan q con esto el amor ya está hecho, pero eso explica los grandes daños y fracasos causados por un amor inmaduro.
El amor debe ser elaborado y reelaborado día a día.
El amor ha de ser una obra plenamente humana, digna del hombre y de su creador, digna del amante y del amado. Para ello la persona, ha de empeñar la lucidez de su mente, y la elección libre de su voluntad, ha de integrar el poderoso dinamismo de la sensualidad y de los afectos, y ha de reafirmar así día a día el prodigio siempre nuevo de la donación personal reciproca.
Más aun, han de llegar a descubrir en el amor, en esa vinculación mutua y misteriosa q se produce entre dos personas, la participación secreta del Creador invisible, que siendo El mismo puro Amor, es también la fuente originaria de todo amor.
Es posible educar en el amor y necesario integrar el amor profundamente en la opción más personal de la persona, escapando así de toda desintegración tan falsa como egoísta.
by Elizabeth Villagomez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario