Cualquier área de tu vida que no funcione, exige una revisión urgente de tu
parte porque tu responsabilidad en ello es fundamental.
Nos cuesta admitir nuestra cuota de poder en lo malo que nos ocurre, porque
quizá sería más fácil culpar de ello a Dios, al destino, al Karma o a una
vida anterior. Sin quitarle el porcentaje que podría corresponderle a estos
factores, su fuerza es mínima ante la decisión contundente del poderoso
"hijo de Dios" que tú eres.
Por eso no me canso de insistir en decidir, en decirle sí a la vida. Cuando
un ser decide, retumba un sí en cada una de sus células y el Universo entero
conspira para darte lo que quieras.
parte porque tu responsabilidad en ello es fundamental.
Nos cuesta admitir nuestra cuota de poder en lo malo que nos ocurre, porque
quizá sería más fácil culpar de ello a Dios, al destino, al Karma o a una
vida anterior. Sin quitarle el porcentaje que podría corresponderle a estos
factores, su fuerza es mínima ante la decisión contundente del poderoso
"hijo de Dios" que tú eres.
Por eso no me canso de insistir en decidir, en decirle sí a la vida. Cuando
un ser decide, retumba un sí en cada una de sus células y el Universo entero
conspira para darte lo que quieras.