Vinos y quesos son una combinación inseparable que no se ha discutido nunca. No obstante, al pertenecer ambos a mundos de ilimitadas variedades, existe una serie de consejos establecidos para tener en cuenta a la hora de degustarlos.
El vino se hizo para acompañar la comida, y la buena comida para acompañarla con vino. Sin embargo, estos antiguos apareamientos eran automáticos, y se usaba consumir el vino local con la comida de la región. Más adelante surgió la norma de tomar vinos blancos con pescado, tintos con carnes rojas, y dulces con el postre. La comida puede magnificar alguna propiedad del vino, y el vino tinto tánico, combinado con algún ingrediente de la misma característica, como son las nueces, puede hacer que su sabor se altera haciéndolo seco y astringente. El tanino es una sustancia química que se produce naturalmente en la cáscara y otras partes de las uvas. Como los tintos se fermentan con las cáscaras, los niveles de taninos son mucho más altos en los vinos blancos. Así, el tanino se siente cerca del fondo del fondo de la lengua porque con frecuencia es de sabor amargo, y de su contenido depende que un vino pueda llamarse amargo, firme o suave.