pero que sigan en casa no significa que sean siempre unos niños,
y no puedes relacionarte con ellos como si lo fueran.
Estas son algunas de las cosas que puedes hacer para establece un diálogo enriquecedor:
NO FUERCES LAS COSAS
Cuando más preguntes y expreses tu disgusto por el silencio de tus hijos, más se perpetuará.
Acepta que sean ellos los que decidan qué te cuentan y cuándo
DEJA QUE SE EQUIVOQUEN
No les eches en cara sus errores, ya que eso te convierte en un incómodo compañero de viaje.
Déjales que emprendan sus caminos, que se arriesguen a equivocarse.
¿O es que tú has aceetado siempre?
TEN EN CUENTA SU OPINIÓN
Demuéstrales que los ves como adulto.
No les organices la vida ni cuentes con ellos para actividades familiares
y compromisos sin consultarles previamente.
Involúcrales en las grandes decisiones y haz que sepan que sus opiniones también cuentan
PERMITE QUE TE AYUDEN
Hay cosas de las que tus hijos saben mucho más que tú. Así pídeles consejo.
Habras abierto un gran cauce de diálogo
ASUME QUE HAN CRECIDO
Razona tus argumentos pero sin reñirles.
Mantener actitudes del pasado respecto a tus hijos les devuelve a la etapa infantil
No rtrocedas en tu relación.
Resuelve los conflictos de adulto adulto.
Ferran Ramón Cortés
Especialista en comunicación
Especialista en comunicación
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